domingo, 24 de marzo de 2013

Otras religiones



Querido primo: 


He recibido tu carta y quiero aclararte una cosa: el que haya peregrinado a Santiago y me haya detenido en diversas expresiones del sentimiento religioso no significa, en absoluto, que yo sea creyente. Al contrario, aunque comprenda la religiosidad, que, al fin y al cabo -¡soy de Sevilla!- es parte fundamental de nuestra cultura, estoy bastante distante de ella. Y, además, comparto también la magia de otras religiones. Voy a darte varios ejemplos: para empezar, esta muestra del Zoroastrismo, la religión de los antiguos persas, una religión monoteísta basada en las enseñanzas de Zoroastro o Zaratustra, y que hoy practican algunos fieles en algunos lugares de la India, llamados parsis. Los zoroastristas reconocen como  única divinidad a Ahura Mazda y rezan frente a una forma de fuego, y sus templos están diseñados para albergar en su centro, protegido de las corrientes de  aire,   un fuego que arde desde el 470, traído de un templo de Anahita (el templo de Pars Atashkarian).


El símbolo del zoroastrismo es el Faravahar, del que te adjunto una reproducción en un plato persa de la época medieval, y está compuesto de varias partes. Simboliza el progreso del hombre en su vida. En el centro, la figura humana, que representa el alma humana, el círculo que rodea al cuerpo representa al espíritu, la mano hacia arriba significa que se debe de seguir el buen camino, el anillo de la otra mano simboliza la fidelidad. 


Las alas están compuestas de tres hileras de plumas, que representan los  buenos pensamientos, las buenas palabras y las buenas obras. La cola es también de tres hileras de plumas, y éstas representan malos pensamientos, malas palabras y malas acciones. Las dos cuerdas que salen del círculo central representan los espíritus del bien (delante) y del mal (detrás). 

Curiosamente, este símbolo lo encontramos ahora en muchas páginas de esoterismo, que nada tienen que ver con la religión que representa.





En segundo lugar, aquí tienes una imagen de una religiosidad muy distinta. Es una escultura de un templo Khajuraho, de la India. Los templos de Khajuraho eran templos del amor, y fueron construidos durante la dinastía Chandella que alcanzó su apogeo entre el 950 y el 1050 d.C. En estos templos son frecuentes las imágenes sensuales, de seducción o incluso explícitamente sexuales.  Estas esculturas vitalmente  eróticas reflejan la actitud hindú de considerar la unión sexual como un acto sagrado, algo muy lejano de la actitud puritana de la religión que acostumbramos a padecer. 




Y, para terminar, el Gran Buda de Kamakura, que se encuentra en Japón, en el templo de Kotokuin, en la ciudad de Kamakura. Es una estatua de bronce, de una altura de 13.35 metros y un peso aproximado de 93 toneladas. Se fundió en el año 1252, por los escultores Tanji Hisamoto y Ôno Gorôemon, y originalmente estaba dentro de un templo de madera. Pero el templo fue destruido dos veces por las tormentas y nuevamente reconstruido, hasta que el 20 de Septiembre de 1498, un tsunami volvió a arrasarlo. Desde entonces el Gran Buda está a la intemperie. Aunque Buda no es un dios, su estatua parece haber sido protegida por la providencia, que la quería al aire libre. 


Buda, que es representado con ojos achinados como los japoneses, aunque era indio (los hombres tienden a hacer a los dioses a su imagen y semejanza), aparece sentado en posición de loto, con los ojos semicerrados, el tercer ojo, símbolo de la visión interior,  en el centro de la frente y con sus manos formando el dhyani mudra, el típico gesto de meditación, sereno y silencioso. Una invitación a imitarle meditando.  





Reflexión personal

 

Para esta tarea he partido de diversas páginas web, dos de ellas del Camino de Santiago, de la omnipresente Wikipedia, de la magnífica Artehistoria, y de Arteguías, y de las web del Ayuntamiento de Calera de León, del turismo de Extremadura y de Galicia, de la web meridaeterna.com, de las de las diferentes catedrales que he visitado, de diarios de viajeros-



Creo que es una de las tareas más difíciles que he tenido que hacer, porque no sólo tenía que considerar los aspectos artísticos propios de la asignatura, sino también otras cuestiones de significado de las obras. Más aún para una persona que no es religiosa. Ahora bien, al final me ha gustado pensar en el significado profundo de las obras.

Para elegir las obras de religiones no cercanas a nuestro entorno, excluyendo, por tanto, no solo al cristianismo, sino también al Islam, me ha resultado muy difícil encontrar imágenes y sobre todo, identificar su fuente. Reconozco que tengo un gran desconocimiento de los artes de Persia, de la India, de China o de Japón. Quizá debería -más adelante, cuando termine la asignatura y tenga tiempo- pedir a alguien un buen libro de arte de estas culturas.

Peregrinación a Santiago de Compostela

Salida desde Sevilla


Calera de León


Tentudía



Mérida


Salamanca


León


Astorga


Fin de mi peregrinación. 
Santiago de Compostela